La insólita presencia del románico en Andalucía: la Iglesia de la Santa Cruz en Baeza - Tu visita a Baeza

02 de Octubre de 2019

La insólita presencia del románico en Andalucía: la Iglesia de la Santa Cruz en Baeza - Tu visita a Baeza

 

De estilo tardo-románico, relativamente inusual en Andalucía oriental, edificada en el siglo XIII, tras la conquista del Valle Alto del Guadalquivir por Fernando III, produciéndose la capitulación de Baeza en 1227. Ello permitió que, al menos, en algunas localidades el asentamiento cristiano se realizase en la primera mitad del siglo XIII y que pudiera aparecer en estas tierras tan meridionales un arte románico tardío que en ocasiones se cita como de transición al gótico, aunque más bien deberíamos relacionarlo con el peculiar y avanzado románico de los cistercienses.

Afortunadamente la fábrica original se conserva casi totalmente. El templo presenta tres naves formadas por elevadas columnas, rematadas en capiteles con decoración vegetal. Los arcos ya son apuntados y la cubierta es de madera. La cabecera está cubierta con bóvedas de medio cañón y el ábside principal con una bóveda de cuarto de esfera. Se conservan en el interior del templo unas atractivas pinturas de los siglos XV y XVI, representando martirios de santos. Al exterior destacan sus dos portadas. La sur presenta una arquivolta de medio punto, columnas con capiteles de estilizadas hojas de acanto y una moldura externa decorada con puntas de diamante. El conjunto se cubre con un tejaroz con modillones. Hacia 1950 la Dirección General de Bellas Artes acomete su restauración, devolviéndole su aspecto original y trasladando la puerta de la cercana iglesia de San Juan Bautista en estado de ruina al hastial oeste, con una configuración similar a la anterior. La parte exterior del ábside, -semicircular, como suele ser habitual- presenta modillones en el alero y una estrecha ventana abocinada.

Baeza

 

Constituyó una de las seis parroquias erigidas en Baeza tras la Reconquista, y la única que se ha conservado hasta hoy. Está situada en la plaza del mismo nombre, a la que cierra por el lado este; y frente al hermoso Palacio de Jabalquinto, ya de estilo gótico isabelino.

Casi todos los expertos estiman que esta iglesia perteneció a la Orden del Temple. Fue parroquia hasta el siglo XIX: albergó primero la parroquia del sagrario de la catedral, que fue trasladada; después, pasó a ser ermita auxiliar de la parroquia de El Salvador.

Se trata de una joya de pequeñas dimensiones. El austero exterior está formado por muros compactos de mampostería en los que sólo hay dos estrechos ventanales en cada lateral; dos tienen cerramiento de medio punto y otros dos apuntado. En el muro oeste destaca un óculo decorado con molduras de cinco baquetones y una línea exterior en mal estado de conservación.

Tras una restauración llevada a cabo en 1990, ha aparecido junto a la epístola un arco visigótico de herradura formado por dovelas lisas y una única arquivolta; a partir de este descubrimiento se ha sugerido que el actual edificio románico fue edificado sobre un templo cristiano anterior usado por los mozárabes durante el dominio musulmán.

Hay dos ampliaciones góticas posteriores: una capilla de planta rectangular cubierta por una bóveda de crucería, paralela a la extensión de la nave central; y una capilla de planta cuadrangular cubierta por bóveda de terceletes, a la que se accede por la antigua puerta norte del templo.

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