Esteban Jamete, un escultor francés del siglo XVI en la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda

06 de Febrero de 2019

Mientras hoy el casco histórico está sumergido en la vorágine del rodaje de una prueba de concursantes del programa de TVE “Masterchef”, que se emitirá esta primavera,  seguimos con el repaso de las biografías de los artistas que intervinieron en la magna capilla funeraria ubetense.

Jamete, Étienne Jamet antes de la castellanización de su nombre, nacido en la ciudad francesa de Orléans en 1515, fue uno de los numerosos artistas galos que llegan a España en la primera mitad del siglo XVI y se distingue por tres razones: es contemporáneo de Juan de Juni y discípulo de Felipe Vigarny, también franceses con gran trayectoria durante el Renacimiento, de los que es seguidor en su estilo clásico, con una hispanización limitada en lo profuso y el planteamiento de sus decoraciones; sus esculturas son siempre ornamentales, sin grandilocuencia ni frialdad y se inscribe en un marco arquitectónico riguroso; inspirado por la corriente humanista, sus decoraciones esculturales son parte de un programa donde los símbolos del arte antiguo tienen un gran protagonismo y son tratados en un espíritu italianizante; sospechoso de ser afecto al luteranismo, fue detenido por la Inquisición en 1557. Con las actas del proceso se puede recrear su itinerario en España, que se divide entre una primera década que lo lleva de Castilla a Andalucía y los últimos veinte años de su vida, muere en Cuenca en  1565, durante los que sufrió un aislamiento importante.  

Tras su llegada a España con 20 años, en poco tiempo dejó muestras de sus habilidades trabajando para algunos de los grandes arquitectos del momento, tales como Siloé, Vandelvira o Covarrubias en localidades como Medina del Campo -Palacio de Dueñas-, Carrión de los Condes, Valladolid –Palacio de Francisco de los Cobos-, Madrid, Úbeda -Sacra Capilla del Salvador-, Baeza -Capilla de los Benavides-,Sevilla, Toledo, ...

Precisamente fue su relación con Covarrubias en Toledo la que provocó que el obispo de Cuenca, Sebastián Ramírez de Arellano, lo fichara en 1545 para la catedral conquense. En dicha ciudad se quedó, convirtiéndose en uno de los referentes del Plateresco español, hasta su muerte, mientras realizaba trabajos en la localidad de Alarcón.

El rico programa iconográfico labrado por Esteban Jamete en la Capilla del Salvador está plasmado de manera relevante en la fachada principal y en la sacristía.

Si quiere conocer más sobre este personaje, pinche en el enlace de la Real Academia de la Historia http://dbe.rah.es/biografias/6017/esteban-jamete